El profe, Luis E. Correa B.
Quizás es el elemento más delicado de la educación a
todo nivel, no sólo universitaria, sino también en los cursos de primaria y de
bachillerato, debido a que ésta se manifiesta a través de una nota que en la
mayoría de los casos no mide ni refleja el verdadero nivel o grado de
aprendizaje que tiene un estudiante de determinada materia o asignatura;
adicionalmente, cabe agregar al respecto que la forma de obtenerla por parte de
quienes la aplican está viciada de
muchos defectos como por ejemplo, el hecho de que un maestro al momento de
formular la pregunta no la redacte bien;
la pregunta sea muy específica que obligue al estudiante a dar la respuesta tan
precisa como está en el libro o como se la dictó el maestro en su clase, lo que
no sirve para nada; igualmente, puede darse el caso en el que el profesor no
estipula claramente los parámetros y los objetivos de la misma lo que lleva a
que el estudiante interprete las cosa de una manera diferente a como lo desea
el profesor; y así por el mismo estilo se pueden estar dando una gran cantidad
de factores que impiden que la evaluación cumpla con su verdadero objetivo: LA
APREHENSIÓN POR PARTE DEL ESTUDIANTE DE TODO LO QUE SE LE HA ENSEÑADO Y SU
APLICACIÓN EN LAS DIFERENTE SITUACIONES DE LA VIDA QUE SE LE PRESENTEN DE UNA
MANERA CRÍTICA, CONSTRUCTIVA Y AUTÓNOMA.
Lo anterior está por el lado del profesor, pero por
el lado del estudiante también hay una cantidad de factores que
"complementan" ese ámbito en que se realiza la evaluación y que
coadyuvan a que esta no cumpla con el objetivo especificado en el anterior
párrafo, entre los cuales podemos destacar como los más relevantes: la tensión
nerviosa que causa la evaluación, el tiempo limitado que muchos profesores
asignan a unas evaluaciones, la animadversión de los estudiantes hacia el
profesor o hacia la materia, la imagen que tiene el profesor ante la comunidad
estudiantil, y el ambiente familiar, social y mental en que se encuentre el estudiante,
es un factor relevante que por lo general no se toma en cuenta en la evaluación
pero que seguramente afecta el rendimiento de los mismos académicamente.
Y, lo que es más grave, cuando se evalúa es muy
típico ver a algunos estudiantes que la toman como una "tortura" o
una venganza y, por parte del profesor, como un medio de opresión o de
manifestar su autoridad y su poder frente a los estudiantes, quienes
generalmente no participan en las decisiones acerca de como se debe evaluar.
Todo esto crea en la relación estudiante - profesor un ambiente de discordia,
enemistad e incluso roces de palabras que lo único que hacen es terminar por
desviar la evaluación de su verdadero objetivo, y que en muchos casos lleva a
que se generen resentimientos entre las partes implicadas, lo que va en contra
de la labor académica y pedagógica del profesor, por un lado y por el otro, que
el estudiante lleve a extremos las cosas de tal manera que lo lleven a,
incluso, abandonar sus estudios por esta clase de situaciones.
En conclusión, corregimos como profesores lo que nos
corresponde o no estamos cumpliendo con nuestro papel como docentes, ENCARGADOS
DE FORMAR EL CIUDADANO DEL MAÑANA, y de lo cual tenemos que dar fe ante la
sociedad que ha puesto en nuestras manos
tan importante misión trascendental y, sobre todo, de tan grandes implicaciones
sociales ya que de la calidad de nuestra labor depende no solo el estudiante
sino el futuro de un país en el ámbito de un mundo más turbulento y cada vez
más dinámico y cambiante.
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