Como es de conocimiento general, la globalización de la
economía ya es un hecho por más que algunos de los estudiosos del tema no estén
de acuerdo dadas sus características darvinistas a escala mundial, donde se ve,
después de unos años de apertura, que los argumentos esgrimidos por los
defensores de ésta no se están cumpliendo con lo predicho al no manifestar un
mejor nivel de vida para una gran mayoría de los países del mundo; máxime
cuando hoy en día se tienen recursos abundantes, pero según parece, no se están
canalizando a financiar las inversiones que se reflejen en una mejor
distribución del ingreso y en forma más equitativa para todo el mundo; no solo
en cuanto a número de personas, sino de empresas y países. A causa de lo
anterior, al rápido proceso de Internacionalización y a los avances
tecnológicos y científicos tan acelerados, es que hoy en día a escala mundial,
las empresas se han visto ante la necesidad de enfrentar un entorno económico
mucho más rico en posibilidades de expansión y crecimiento pero, a la vez, más
competido afianzándose lo que muchos han denominado el capitalismo salvaje en
donde subsiste el que mejor preparado esté y tenga los recursos necesarios y
oportunos y el apoyo institucional (del estado) para realizar los cambios que
el medio exige, para poder seguir en el mercado tanto externo como el interno
que, además, ya prácticamente está siendo regulado por normas internacionales,
eliminando aquellas barreras que antaño un país podía imponer sin tener que
ajustarse a los reglamentos internacionales; lo que viene a ser en últimas una
clara manifestación de perdida de la soberanía nacional y el surgimiento en
todo el mundo de grupos de países que, como la Comunidad Económica
Europea, se presentan ante el panorama mundial como el primer supra estado en donde se homologan la
moneda, las leyes, la “nacionalidad” y los derechos y deberes, entre otros.
Es por ese nuevo concierto mundial,
caracterizado por las nuevas tendencias, que las empresas han tenido que
recurrir a algunas figuras legales para
acomodarse mejor a ese nuevo ambiente de los mercados, tales como las FUSIONES
ABSORCIONES Y LAS ADQUISICIONES O INTEGRACIONES, que les permita ampliar su
área de influencia al igual que su producción, bajar sus costos a través de la
generación de economías de escala y tener un mayor poder de negociación frente
a terceros llámese autoridades, competidores o proveedores.
Con base en lo anterior no sobra
enunciar una especie de marco conceptual que ayude a entender mejor en que
consisten los procesos de fusión, absorción o integración en el campo
empresarial, para entender mejor el tema objeto del presente artículo.
Los tipos de fusiones que se están
dando en todo el mundo son:
- Integración horizontal: se da cuando dos compañías dedicadas a una misma actividad se fusionan, con el fin de generar economías de escala y que sus costos desciendan, al aumentar los volúmenes. Esta modalidad de fusión da como resultado la expansión de las operaciones de una empresa en cierta línea de productos al tiempo que elimina a un competidor.
- Integración vertical: se da en el momento en que se fusionan dos empresas dedicadas a actividades distintas, pero que participan en un mismo proceso productivo. Aquí se une el canal de distribución con el canal productivo, mediante la adquisición. Es cuando se tiene una empresa distribuidora o proveedora que a la vez hace parte del proceso productivo. El beneficio económico de este tipo de fusión se deriva del mayor control de la empresa sobre la adquisición de sus materias primas o la distribución de sus productos terminados.
- Integración empresarial: se realiza mediante la adquisición de una empresa de la misma rama industrial pero de diferente giro o actividad y sin que sea proveedor o cliente. El beneficio de este tipo de fusión es la capacidad resultante para utilizar los mismos canales de venta y distribución para acceder a los clientes de ambas empresas.
Con base en lo anterior, y dada la
relevancia del tema, estas “figuras” se han puesto tan de moda pese a ser tan
antiguas y que aparecen en la legislación de la mayoría de los países.
Ejemplos en el ámbito nacional se
pueden ver en la fusión de las dos empresas de aviación más importantes de
nuestro país: ACES y AVIANCA o las diferentes fusiones que ha habido en el
sector financiero, ejemplo muy actual el caso DAVIVIENDA y BANCO SUPERIOR,
entre otros.
En Colombia, un problema a plantear es
que la mayoría de empresas presentan grandes deficiencias tanto en lo operativo
como en lo administrativo, adicional a ser en su mayoría poco eficientes y
competitivas. Esta situación constituye el reflejo de la falta de visión
empresarial de los dirigentes empresariales criollos quienes, parece ser,
estaban convencidos que el gobierno iba a seguir manteniendo la economía
cerrada que predominó desde los años sesenta hasta mediados de los ochenta,
cuando en el país se empezó a poner de moda el término de internacionalización
de la economía o apertura y globalización, aunque hay que reconocer que esto no
es nuevo.
Así las cosas, el empresario
colombiano no se preocupó por actualizar el capital humano con que contaba ni
por modernizar tecnológicamente su empresa ni por innovar sus productos o
servicios con el fin de prepararse para competir con mayores posibilidades ante
la competencia externa que ya se veía venir con bienes y servicios
caracterizados por ser de gran calidad, diversidad de productos y precios
bastante más bajos que los precios de la producción nacional gracias a su alta
productividad.
De otro lado, las fusiones,
absorciones e integraciones se han puesto de moda en el mundo entero. En todos
los sectores de la actividad económica como por ejemplo el financiero,
automotriz, farmacéutico, electrónica, telecomunicaciones y computadores, la
tendencia a fusionar empresas o adquirir otras es inatajable. Los motivos son
comunes en la mayoría de los casos: se trata de fortalecer la posición de
mercado de la compañía resultante de la fusión, de reducir costos
administrativos, de obtener economías de escala en la producción, de ampliar la
capacidad de investigación y desarrollo, todo ello para poder competir mejor en
un mundo globalizado y así maximizar las ganancias de los dueños de las
empresas.
La situación arriba descrita ha
llevado a que muchas empresas hayan desaparecido, otras estén en proceso de
liquidación o concordatario y otras apenas subsistan y junto con el alto
desempleo lo que ha estado gestando es un grave problema social pues no se
puede desconocer que el sector empresarial es el que jalona el crecimiento y el
desarrollo económico de un país.
Sin embargo, en más de una ocasión
sale lo que no se espera. Algunos
estudios que se han realizado sobre el tema muestran resultados muy
negativos: más de la mitad de las fusiones recientes han destruido valor en las
empresas integradas; otra tercera parte han sido neutros, y tan solo un 15 por
ciento han satisfecho las expectativas de administradores y accionistas creando
valor.
Esta situación, que se vé muy crítica,
ha obligado a que los empresarios en Colombia, así como en otras partes del
mundo, busquen alternativas como la de la fusión absorción y la adquisición de
empresas que les sirva como medio para generar sinergias y hacer crecer los
negocios de tal manera que junto con las economías de escala que resulten de
esa unión puedan enfrentar la aguerrida competencia externa que, de seguir así,
acabaría con las pocas empresas que aún hacen ingentes esfuerzos por mantenerse
en el mercado, pues como bien reza el refrán popular que la unión hace la
fuerza y que cuatro ojos ven más que dos.
De lo dicho arriba se puede deducir
que un problema a plantear sería ¿cuáles serían las implicaciones de las nuevas
empresas fusionadas o adquiridas en el nuevo contexto de apertura e
internacionalización de la economía?, pues la fiebre de las fusiones parece no
tener final: chase chemical, sandoz –Ciba – Geigy, Bell Atlantic – Niñez,
British Telecom. – MCI, Boeing – McDonnell Douglas, Morgan Stanley – dean
witter, vivero – carulla, avianca – aces, y muchas más a nivel mundial hoy en
día.
El mundo empresarial no había sido
testigo de una fiebre de fusiones tan grande desde el desenfreno de los 80 o el
de los años 60, cuando la moda era formar conglomerados a partir de docenas de
compañías más pequeñas. Pero la diferencia está en que las cosas ahora no son
como antes. Por un lado, el boom es más grande y las fuerzas que lo impulsan
son distintas.
El volumen de fusiones y de
adquisiciones en el ámbito internacional fue bastante fuerte en los decenios de
los ochenta y de los noventa y hoy en día sigue en forma aún más acelerada, ya
que muchas empresas en diferentes partes del mundo, incluida Colombia, están en
proceso de fusión o adquisición.
Es fácil encontrar algunas de las
causas de esta fiebre. Una de ellas es el poder
que tienen los negocios fusionados a la hora de comprar materias primas
a precios más baratos. También permite eliminar la duplicación de costos
mientras aumenta la cantidad de productos que pueden enviar a través de su red
de distribución. Pero estos factores han estado presentes desde hace tiempo.
Hoy existen otras fuerzas que impulsan a más compañías a buscar socios y a
cambiar la naturaleza de la asociación que persiguen.
-
Un
fuerte mercado bursátil, que le ha dado a las compañías compradoras una divisa
cada vez más valiosa – sus propias acciones- para pagar sus adquisiciones.
-
Un
ambiente antimonopolio y de regulación relativamente benigno, en el que nuevas
industrias se abren a la competencia y donde se fomenta la consolidación.
-
Una
búsqueda por aumentar las ganancias en un momento en que la baja inflación
proporciona poca protección contra los aumentos de precios – mediante la
reducción de costos y la adjudicación de una mayor cuota de mercado.
-
La
necesidad de efectuar cambios estratégicos los más rápido posible en el
competitivo mundo actual, aunque esto signifique presentar una oferta hostil de
adquisición.
-
Pero
sobre todo, una economía global en que las empresas se dan cuenta que tienen
que ser más grandes para poder competir, ya sea comprando a otras o dejándose
comprar.
Existe una serie de factores que están
relacionados, pero el elemento determinante del nivel de actividad es la
expansión de la economía internacional.
Según estos elementos, las fusiones de
hoy se hacen en su mayoría por razones estratégicas de negocios. Por lo tanto
este boom de fusiones es distinto de los 80, cuando algunos compradores solo
buscaban activos subvalorados que podían revender.
Las empresas que se fusionan hoy
tienen otra intención. En gran medida, concentran más estrechamente sus
operaciones, fusionándose con compañías que están en el mismo tipo de negocio o
uno complementario, (integración vertical u horizontal) y se deshacen de partes
que no sirven de complemento.
Muchas de las fusiones que se hacen
hoy en día parecen menos arriesgadas por varias razones. Una menor parte de las
compras se realizan en efectivo, los títulos se usan con mayor frecuencia para
comprar. Y es más factible que el comprador sea una empresa, no una compañía
especializada en compras apalancadas o un “depredador de empresas”.
Con todo lo comentado atrás se puede
concluir que se ha venido manifestando un panorama duro para todas las
empresas, ya sea a nivel nacional o internacional, ocasionado por las nuevas
tendencias mundiales de Globalización e Integración Económica, pero obviamente
esa nueva tendencia está permitiendo que los consumidores de todo el mundo, en
parte, se estén beneficiando de los adelantos técnicos y científicos que
mejoran su nivel de vida. Y hay que entender que esos beneficios que se están
viendo actualmente como la
Internet, el celular y diversidad de otros productos y
servicios, son producto de la globalización internacional, aunque se han
recibido en el largo plazo son opacados sus beneficios por las costosas crisis
que han ocasionado en un comienzo como son el desempleo y la quiebra de
empresas debido al “reacomodamiento” de éstas para enfrentar los nuevos y
exigentes mercados mundiales, donde el consumidor de cualquier parte del mundo
tiene la más rica y variada disponibilidad de bienes y servicios para escoger.
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Inversiones: análisis
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